sábado, enero 30, 2016

Marta Cwielong: La orilla

vulnerable
el cuerpo
a la mirada

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descarada
ilusa
provocando la noche,
o aunque sea el comienzo del día

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te digo cuerpo
pero no quiero decirlo con la palabra
en este caso nombrar no dice nada
digo cuerpo con el borde de mi boca
al límite del labio
en la vorágine del remolino
como adolescente
recién iniciada

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mi dolor
viene de tantas mujeres,
que no puedo nombrar
porque ellas
lo ocultaron

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no tendré
la llave
solo el secreto
que nadie abre

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una mujer y la ausencia
se encontraron en la esquina,
ella siguió caminando
la sombra se pegó a su espalda

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a la pasión por vivir
se une la ausencia
un corazón a la deriva


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una noche de invierno
tuve miedo
frío
desamparo
todavía la recuerdo


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cada noche cuando te desvestías
la sombra de tu cuerpo desnudo crecía sobre los muros
Enrique Molina

la ausencia
el desnudo cuerpo mío contra la puerta
el recuerdo de mi cuerpo contra la puerta
puede entrar en el olvido?
hay labios
que se devoran
cuando se miran
hay labios que lloran
tiemblan
por otra boca



Marta Cwielong, nació en Longchamps, Buenos Aires, Argentina. Ha publicado su obra bajo los títulos:Razones para huirDe nadieJadeo animalMorada (Valencia, España), Pleno de ánimasLas vírgenes terrestres. Observación de poetas latinoamericanas, trabajo de investigación y creación con la colaboración de la poeta Marlene Zertuche, editado en México y presentado en Uruguay. Su poesía ha sido traducida al catalán, polaco y francés. Colaboradora de la revista La Guacha, La orilla, El pez náufrago
Ediciones del dock-. En Mejico está pronto a salir un libro de poesías en respuestas, escrito en conjunto con el poeta Pere Bessó y es bilingue, su título es No esperes que me anuncie.


martes, enero 26, 2016

Daniel Gigena, Los independientes suben la apuesta, diario La Nación

De la nota del periodista y escritor Daniel Gigena, publicada en la sección Literatura del diario La Nación,, y titulada "Los independientes suben la apuesta", extractamos dos párrafos que nos interesan:


"Cienvolandoel sello dirigido por Mónica Sifrim, presentará un libro inédito de relatos autobiográficos de la poeta María del Carmen Colombo, El cuaderno de música, más tres reediciones: Los oficios y Sierra Padre, de María Martoccia, y Países Bajos, de Federico Jeanmaire. El 8vo. Loco anticipa novedades de ficción de Vanesa Guerra, Elvio Gandolfo, Apegé y una reedición: Coney Island, de Damián Tabarovsky."
(...)
El sello Hilos, dirigido por tres poetas (María del Carmen Colombo, María Mascheroni y Dolores Etchecopar), anuncia que este año editarán el esperado libro de la poeta Claudia Masin, La cura, dos libros de Ariel Williams: Los fronterantes y La risa huérfana. El nuevo libro de poemas de Dolores Etchecopar, El cielo una sola vez, y el primer tomo de la antología Hierba sobre el mundo castigado. Poetas argentinos nacidos entre 1955 y 1965, cuya composición e investigación ha sido realizada por las poetas Teresa Arijón y María Mascheroni. También tienen programados la obra completa de la poeta Celia Gourinski y ensayos sobe poesía de Edgar Bayley."

Susana Szwarc: “EL OJO DE CELAN”

    


Trozos
El ojo hacia ahí: el lomo
brilla como el oro.
El ojo se tienta: ¿lomo
de vaca? ¿Oro de yegua?
¿Lomo de ave?
Las miradas (porque reímos)
hacia nosotros.
¿Es que falta la sal?
(¿y el hambre?)


Brilla el lomo como una embajada
de fiesta.
“Zona antifascista”, pintamos
con el jugo,  la sal del lomo.
Una mordida a la carne, a la frase
del convite.


Pero el lomo hace de espejo atrasado:
se empaña entre recuerdos,
los dos hermanos también ahí:
el del puro donar trabajo,
el del puro donar vicio.
(Esa cosa, la pureza, improbable.)


Como al final de una película
(o el libro amado), te pregunto:
¿la vergüenza habrá de salvar
el océano crudo-cocido,
el lomo de la humanidad?
Pasajeros


Se nos cansó, decimos, el caminar.
Pares, impares, acostados
miramos las estrellas.
Me arrimo a tu omóplato:
hay un sitio para descansar, digo
y saltamos al vagón.


Esos chicos del tren juegan: bailan
ahora sobre mi esternón
y reímos de los panes en las bolsas.


Residuales, eso somos esta noche,
este día. Y estamos contentos.
Las hojas del árbol, amarillas, entran
por las ventanas, adornan
los cuerpos.


Es de noche, es de día,
los gorriones en las ramas saltan.
Uno vuela sobre la hoja que cae.



El desorden de las relaciones de propiedad 
                                    a José K.

Y yo, volví al hospital.


En el largo pasillo repleto esperaba
-esperaba de pie y te leía-.


En un solo  movimiento: girar la cabeza  la página
un dedo de la mano izquierda,
los anteojos de leer cayeron
-sobre el mosaico-.
Cada pedacito de vidrio mostraba  una garza
sin sombra, que empezó a recorrer el pasillo con sus zancos.
De lejos la vi apoyar su lomo
en el vendaje de una pierna. Despacio
me acerqué.
Es mi garza decía - un poco
a los tumbos-  pero cada uno deseaba a la  sanadora.
Es mía, insistí, riéndome
por las cosquillas que me hacía  -garza- en su  desorden.


Salieron los médicos al pasillo -salieron por el revuelo-
y llamaron: Garzas.
Nos hicimos
-sombra-.  

El calor


Dicen que el calor
en su aire sube.
Dicen que nadie
fundó el calor
y me río, pero subo (subo)  
para evitar lo frío,
lo necio (¿tuyo?)
lo vano (¿de mí), lo miedo.


Entre ramas
que buscaron abrigo estoy
y bien, huelo.


Sentada en el cielo raso
cabeza abajo
te leo.

Sin flores del cerezo


¿Sueña con los sueños de Kurosawa cuando recuerda?:
Ese hombre en el placer de hundirse
-¿en la cuneta?- le pregunto
y Magdalena  ríe porque se trata de la nieve.
Si no se da cuenta, si no se apura, si no junta
-¿barro?-
fuerzas, va a terminar mal.
Ahora me río yo y hace tanto sin
la risa que suena
(ajena). El cuerpo se estira, se aleja.
Nos confundimos él - yo.
¿De quién la parte que se reparte
entre cuneta y nieve?
("Se" insiste, como si, aún sin acento,
de  lo borrado se tratara). Mientras alguien duda
entre seguir o quedarse
(cuneta-nieve)
por la ventana llegan el sonido de las cumbias
y el olor del asado: los vecinos, otra vez.


¿Qué los hace así, alegres? ¿No ven el fragmento,
el sueño, el cuerpo, la rotura, el grito?, ¿y por qué
lo verían? Ellos están con su propia carne,
un asado ya no es cosa de todos los días.
Es en Sueños donde se debate la salida: golpear
la puerta de al lado, una entrada a la fiesta.

En este pueblo


En este pueblo (podría ser Avia terai, Napalpí,
Machagai, Pampa del Infierno) como en cualquier
gran ciudad
hay
clases sociales y hay
los sin clases (excluidos los nombran).
El que vive del trabajo de los otros
dice: ¿ves?, no les gusta trabajar.


En la playa del tren
desmantelado
no se pierde la esperanza
y la casa de la mujer que tocaba
la campana
que bajaba y subía cada tanto
la barrera,
se ha vuelto museo.
(Tiene el nombre del maestro
que murió acuchillado –dicen-
por un crimen pasional: no fue amor a tu cuerpo
solamente sino al cuerpo de la escuela.)
(Un buen hombre, dicen algunos.)
(Robaba por la causa india dicen
los asesinos y agregan:
es que no hacen nada los indios,
toman tereré
y miran las alondras.)


Pero no hay alondras en este pueblo.


Hay laureles. Lauras las flores,
los primeros pasos
en cada verano.


En el bar cubren mi ventana
con una lona de tan verde/
noche
y es la siesta.


Espío por las otras ventanas.


Aunque veo el sombrío entrelineado,
u'yalh i'hi


* (Quitilipi, Chaco,1954). En la actualidad reside en Buenos Aires.
Ha publicado los siguientes libros de poesía y narrativa: El artista del sueño y otros cuentos (Tres Tiempos, 1981); En lo separado, poesía (Último Reino, 1988): Trenzas, novela (Legasa, 1991); Bailen las estepas, poesía (De la Flor 1999);Bárbara dice, poesía (Alción, 2004); El azar cruje, cuentos (Catálogos, 2006); Una felicidad liviana, cuentos (Ediciones Ross, 2007); Aves de Paso (Ed. Cilc,2009); La mesa roja (Desde la gente, 2012); El ojo de Celan (poesía, Ed.Alción, 2013) En preparación: antología de su obra en La Habana (Cuba), En literatura infantil publicó Había una vez una gota (1996),Había una vez un circo (1996), Salirse del camino y otros cuentos (1997), bajo el sello Editorial El Quirquincho. Y “Tres gatos locos” (Secret Cult. Pcia. Chaco, 2010).
Desde 1985 coordina seminarios y talleres de lectura y escritura.

lunes, enero 25, 2016

Delia Pasini traduce a Emily Dickinson


  Reproducimos a continuación el post aparecido en el blog alpialdelapalabra, del poeta Esteban Moore, relacionado con un adelanto de la antología bilingüe de la poeta Emily Dickison, seleccionada y traducida por la poeta argentina Delia Pasini para la Editorial Losada, Buenos Aires, 2012.



**

Con el señuelo de la primavera
hay un pájaro
que canta para mí sola.
Cuando el verano llega
y las rosas aparecen
el petirrojo se aleja.

Pero no me quejo pues sé
que aunque haya huido,
mi pájaro aprende más allá del mar
nuevas melodías para mí
y pronto volverá.


Sujetas por mano más segura
sostenidas en una tierra más real
son mías.
Y aunque ahora se vayan,
a mi corazón indeciso
tuyas son, le digo.

En un brillo más sereno,
en una luz más dorada
veo
cada mínima duda o temor,
cada nimia discordia
hasta aquí borradas.

Entonces no me afligiré
porque sé que ese pájaro mío,
aunque haya huido,
desde un árbol lejano
una brillante melodía
a mí retornará.

**

Su pecho es afín con las perlas
pero no soy buceador,
su frente es afín con los tronos
pero no ostento blasones,
su corazón es afín con el hogar
yo –un gorrión- entrelazo ahí
dulces ramas, mi peremne nido


**
                                                                                                                                                 
¡Los cirujanos deben ser muy cuidadosos
si empuñan el cuchillo!
Bajo sus finas incisiones
se agita el culpable ¡la Vida!


**

¡Frenéticas, frenéticas noches!
Si contigo estuviera
el nocturno frenesí
sería nuestro lujo.

Vanos los vientos
para un corazón amarrado
dado con la brújula
dado con el mapa

a remo por el Edén.
¡Ah, el mar!
¡Ah, si esta noche
pudiera en ti amarrar!


**

Sentí un funeral en mi cerebro,
el vaivén de los deudos
-arrastrándose, arrastrándose- hasta que pareció
quebrarse entero el sentido.

Cuando todos estuvieron sentados
el servicio, como un tambor,
redoble tras redoble comenzó
y llegué a pensar que mi mente enmudecía.

Luego los oí levantar el cajón
y su crujido traspasó mi alma
con botas de plomo, otra vez
el espacio comenzó a repicar

como si los cielos fuesen campanas
y existir, sólo una oreja,
y yo, y el silencio, alguna exótica raza
náufraga, solitaria, aquí.

Después un vacío en la razón, quebrada,
caí, y caí,
y dí con otros mundos al hundirme
y, por fin, supe.


**

¡Soy Nadie! ¿Y tú, quién eres?
¿Nadie, también?
¡Somos dos, entonces!
¡Calla!, podrían descubrirnos.

¡Qué tedioso ser Alguien!
¡Cuánto impudor, cual una rana,
repetir tu nombre todo el día
ante una charca admirativa!


**

Algunos honran al Señor yendo a la iglesia
el domingo, yo lo honro quedándome en casa
con el coral de los tordos
y un huerto por cúpula,

algunos honran el domingo con roquete
yo uso mis alas
y en vez de tañer las campanas
canta nuestro pequeño sacristán,

un clérigo famoso predica
y nunca alarga el sermón,
así que en vez de ir al cielo
al fin, estoy yéndome desde el principio.


**                                                                                                                                                                                                                                                                             
Morí por la belleza, pero era exigua
ajustada en la tumba
alguien que murió por la verdad
fue echado en el cuarto contiguo.

Preguntó con delicadeza  ¿porqué fracasé?
“Por la belleza” –respondí.
“Y yo por la verdad, pues ambas son una
somos hermanos” –dijo.

Así, como parientes reunidos una noche,
charlamos de un cuarto al otro
hasta que el musgo tapó nuestras bocas
y cubrió nuestros nombres.


**

Creo que la hora más larga
es cuando llegados los coches
estamos esperando la carroza;
parece como si el tiempo

obstruyera las doradas agujas
sin dejar avanzar los segundos,
pero el instante más lento concluye.
Indignante si el júbilo también acudiera.

Una vez prestado mi tímido servicio
-por decir así, de amor-
recojo el pequeño violín
y más al norte lo llevo.



  
. Delia Pasini. Nació en Buenos Aires. Poeta y traductora. Publicó Un decir se repite entre mujeres (1979); Los peces de ceniza (1984); Adiós en el original (1985); Títere sin cabeza (1991); De artes y oficios (1998) y Parábola de ciegos (2005.